domingo, 23 de septiembre de 2012

Que corran en libertad

De nuevo con los ojos llenos de lágrimas. Ellas queriendo salir, yo haciendo un leve esfuerzo para que no salgan.

Me pasa a menudo. Yo creo que esto no me pasaba antes o quizás no lo recuerdo. La memoria es una gran farsante, con el paso del tiempo tergiversa las realidades vividas, incluso te hace creer que has estado en un determinado lugar o acontecimiento cuando nunca estuviste.

El éxito de un deportista, un cantante,....verlos llorar, emocionarse, dar las gracias a sus compañeros, recordar a los que les han aupado hasta la cima, toda esa tensión que descargan después de los nervios acumulados, todo eso me traspasa, se instala dentro de mi y poco a poco me posee hasta que exploto en lágrimas, quiera o no quiera.

También el maltrato de personas indefensas, sobre todo de los niños. Esa violencia gratuita. me los llevaría a mi casa, les abrazaría indefinidamente para que sintieran que lo normal es eso, el cariño, la comprensión, y no a ese maltrato sistemático al que se han acostumbrado.

No sé de donde salen, por qué salen, son espontáneas. Siempre intenté pararlas,  a veces lo conseguía. Pero ya hace tiempo que las dejo en libertad, que corran, ¡Qué corran las lágrimas en libertad!

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